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martes, 22 de noviembre de 2011

MIGUEL ANGEL PRATT MAYANS - CONDECORACIONES Y MEDALLAS DE LAS GUERRAS DEL PARAGUAY / 1864 - 1870 : GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA, 1932 - 1935 : GUERRA DEL CHACO y ANEXO : 1936 A NUESTROS DÍAS - PREMIOS MILITARES







CONDECORACIONES Y MEDALLAS DE LAS GUERRAS DEL PARAGUAY
1864 - 1870 : GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
1932 - 1935 : GUERRA DEL CHACO
ANEXO : 1936 A NUESTROS DÍAS - PREMIOS MILITARES
Investigación: MARÍA LUISA MEDINA DE PRATT
Coordinación: PILAR SAGALÉS DE BLASCO
Compaginación: MARÍA ARAMÍ PRATT MEDINA
 Material Fotográfico: MANUEL MIÑO

NUMISMATICA INDEPENDENCIA S.R.L.
www.monedasdeparaguay.com
Tel.: 595 21 491553
Asunción – Paraguay
2007 (296 páginas)

AL LECTOR
El espíritu que nos impulsó a plasmar sobre el papel, esta investigación sobre "CONDECORACIONES, MEDALLAS Y OTROS PREMIOS MILITARES", se remonta a los sueños compartidos con amigos entrañables, como Don CARLOS ALBERTO PUSINERI SCALA (+), el Ing. RAMÓN BENÍTEZ CIOTTI (+) y otros coleccionistas americanos; de presentar una clasificación de dichos premios; que representan la decisión y la bravura, de auténticos héroes, que ofrendaron, incluso su vida, por defender a la Patria.
La lógica implica que hayamos podido incurrir en algunas omisiones o interpretaciones erróneas, por falta de datos concretos en el Paraguay, o en los países vinculados a nuestros acontecimientos históricos.
Nuestras experiencias, a través de congresos; exposiciones mundiales y documentos del pasado apuntalan este esfuerzo; como la colaboración muy especial del BANCO CENTRAL DEL PARAGUAY - MUSEO DE NUMISMÁTICA Y JOYAS y del MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL - INSTITUTO DE HISTORIA Y MUSEO MILITAR.
Nada resultaría más grato, que tener la certeza, de haber aportado a la cultura nacional, datos fidedignos, del trajinar político y militar de los hombres; que nos legaron "una democracia fundada en el reconocimiento de la dignidad humana" (Constitución del Paraguay, 20 de junio de 1992).


CONDECORACIONES Y MEDALLAS. GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

REPÚBLICA DEL PARAGUAY - GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA 1864 - 1870



CONDECORACIONES, MEDALLAS, ESCUDOS Y CORDONES OTORGADOS A LOS JEFES, OFICIALES Y TROPA POR LOS EJÉRCITOS ALIADOS EN LA CAMPAÑA DEL PARAGUAY. ARGENTINA - BRASIL – URUGUAY

-. MEDALLA A LOS VENCEDORES DE CORRIENTES - 25 DE MAYO DE 1865, CONGRESO DE LA NACIÓN ARGENTINA
-. MEDALLA POR LA BATALLA NAVAL DE RIACHUELO - 11 DE JUNIO DE 1865, IMPERIO DEL BRASIL
-. MEDALLA DE YATAY - 17 DE AGOSTO DE 1865, REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
-. MEDALLA POR LA RENDICIÓN DE URUGUAYANA - 18 DE SETIEMBRE DE 1865, IMPERIO DEL BRASIL
-. MEDALLA POR LA TERMINACIÓN DE LA CAMPAÑA - LEY: 28 DE SETIEMBRE DE 1866, CONGRESO DE LA NACIÓN ARGENTINA
-. MEDALLA AL MÉRITO MILITAR - DECRETO: 28 DE MARZO DE 1868, IMPERIO DEL BRASIL
-. CAMPAÑA DEL PARAGUAY, PREMIO POR LA BATALLA DE TUYUTÍ - 24 DE MAYO DE 1866, CONGRESO DE LA NACIÓN ARGENTINA
-. CAMPAÑA DEL PARAGUAY, PREMIO POR EL ASALTO DE CURUPAITY - 22 DE SETIEMBRE DE 1866, CONGRESO DE LA NACIÓN ARGENTINA
-. MEDALLA OTORGADA POR LA BATALLA DE CURUPAITY - 22 DE SETIEMBRE DE 1866, REPÚBLICA ARGENTINA
-. MEDALLA BRASILERA DE BRAVURA - DECRETO: 1° DE MAYO DE 1867, IMPERIO DEL BRASIL
-. DEPARTAMENTO DE CORRIENTES. MEDALLA POR LA CAMPAÑA DEL PARAGUAY, A SU GUARDIA NACIONAL. DECRETO: 10 DE DICIEMBRE DE 1869.
-. MUTUA CONCESIÓN DE MEDALLAS CONMEMORATIVAS DE LA GUERRA DEL PARAGUAY. DECRETO: 6 DE SETIEMBRE DE 1889, CONGRESO DE LA NACIÓN ARGENTINA e IMPERIO DEL BRASIL
-. MEDALLA DEL PASO DE HUMAITÁ - 19 DE FEBRERO DE 1868, IMPERIO DEL BRASIL
-. MEDALLA CONMEMORATIVA AL CONDE D'EU - 1871, IMPERIO DEL BRASIL



GUERRA DEL CHACO 1932 - 1935 / PARAGUAY - BOLIVIA

REPÚBLICA DEL PARAGUAY

-. CONDECORACIÓN CRUZ DEL CHACO - DECRETO N° 49.326, POR EL CUAL SE REGLAMENTA LA LEY N° 1339, QUE CREA DISTINCIONES NACIONALES "CRUZ DEL CHACO" Y "CRUZ DEL DEFENSOR"
-. CITACIONES OTORGADAS A LA BANDERA, BANDERA DE GUERRA R.C.1 "VALOIS RIVAROLA"
-. CONDECORACIÓN "CRUZ DEL DEFENSOR" , MINIATURA, PRUEBA DE CUÑO
-. MEDALLA DE LA "DEFENSA DEL CHACO" , AÑO 1935 - LEY Nº 1.471, PIEZA ÚNICA
-. CONDECORACIÓN "CRUZ DE NANAWA" , 1932-1933. PRUEBAS DE CUÑO
-. MEDALLA DEL RECONOCIMIENTO PARAGUAYO - DECRETO N° 10.801 AÑO 1938
-. MEDALLA CONMEMORATIVA "BOQUERÓN" - DECRETO/LEY N° 15714 del 25 DE NOVIEMBRE DE 1942, DECRETO Nº 7390 y 7391

REPÚBLICA DE BOLIVIA

-. CONDECORACIONES DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA A SU EJÉRCITO (FUERZAS ARMADAS, FUERZA AÉREA y EJÉRCITO)


MEDALLAS 1936 A NUESTROS DÍAS

-. RESTABLECIMIENTO DE LA ORDEN NACIONAL DEL MÉRITO. LEY DE LA NACIÓN Nº 125, del 23 DE JUNIO DE 1939
-. LA IMPOSICIÓN DE LA MEDALLA DE AMAMBAY A LA ENSEÑA PATRIA. ORDEN GENERAL Nº 21, del 1º DE MARZO DE 1945
-. RESTABLECIMIENTO DE LA ORDEN NACIONAL DEL MÉRITO. 7 DE SETIEMBRE 1956. LEY N° 394




BIBLIOGRAFÍA

I. OBRAS GENERALES

•        AYALA QUEIROLO, VÍCTOR. Paz del Chaco. Período: 15 de julio 1935 - 21 de enero 1936. Asunción, Editorial Casa-Libro,1976.
•        BENÍTEZ, JUSTO PASTOR. Estigarribia - El Soldado del Chaco. Buenos Aires - Asunción, Ediciones Nizza, 1958.
•        BENÍTEZ, JUSTO PASTOR. Bajo el signo de Marte. Crónicas de la guerra del Chaco. Asunción, Editorial Casa- Libro, 1976.
•        CARDOZO, EFRAÍM. Hace 100 años. Crónicas de la guerra de 1864 - 1870. Asunción, EMASA, 1971-1982, 13 tomos.
•        CARDOZO, EFRAÍM. Paraguay Independiente. 2a Edición. Asunción, Carlos Schauman Editor, 1988.
•        CARDOZO, EFRAÍM. "Breve historia del Paraguay". Asunción, Editorial El Lector, 1994.
•        CENTURIÓN, JUAN CRISÓSTOMO. Memorias o Reminiscencias históricas sobre la guerra del Paraguay. Asunción, Editorial El Lector, 1987, 4 tomos.
•        CRÓNICA HISTÓRICA ILUSTRADA DEL PARAGUAY. Buenos Aires, Ediciones Quevedo, 1997, 3 tomos.
•        FERNÁNDEZ, CARLOS JOSÉ. La Guerra del Chaco. Buenos Aires, Pellegrini Impresores, 1955, 1956, 1962, 1967, 1973 y 1976, 6 volúmenes.
•        FREIRE ESTEVES, GOMES. Historia Contemporánea del Paraguay 1869-1920. Asunción, Editorial El Lector, 1996.
•        HISTORIA DE LOS PREMIOS MILITARES. Tomo II. Ministerio de Guerra, República Argentina. Buenos Aires, Talleres Gráficos, 1910, 3 volúmenes.
•        KALLSEN, OSVALDO. Historia del Paraguay Contemporáneo 1869-1983. Asunción, Imprenta Modelo, 1983.
•        LÓPEZ DECOUD, ARSENIO. La República del Paraguay - Un siglo de vida nacional. 1811/1911. (Álbum Conmemorativo). Buenos Aires, Talleres Gráficos de la Compañía de Fósforos, 1911.
•        NABUCO, JOAQUÍN. La Guerra del Paraguay. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1977.
•        OSUNA, MAURICIO. La Medalla de la Defensa del Chaco. Asunción, Ediciones Comuneros, 1975.
•        OSUNA, MAURICIO. La Cruz del Chaco en el Chaco. Asunción, Ediciones Comuneros, 1976.
• VELÁZQUEZ, RAFAEL ELADIO. Una periodización de la historia paraguaya. Asunción, U.C.A., 1985.
•        VITTONE, LUIS. La Guerra del Chaco. Aspectos y episodios sobresalientes. Asunción, Imprenta Militar, 1964.
•        VITTONE, LUIS. Paraguay. Pasado de Gloria. Presente de Grandeza (Álbum Conmemorativo). Asunción, Talleres Gráficos Comuneros, 1981.

II. REVISTAS - PUBLICACIONES

•        Colección ÚLTIMA HORA. "100 Paraguayos del Siglo XX. Asunción, Impresor Antártica Quebecor, 1990.
•        Decretos recopilados. Condecoraciones, medallas y otros premios militares. Guerra del Chaco. Ministerio de Defensa Nacional, Instituto de Historia y Museo Militar, Asunción, Paraguay.
•        Documentos varios.
Folletos, recortes, diarios, revistas, comparaciones y conclusiones de convenciones internacionales; documentos sueltos de diversas épocas.

ARCHIVO DEL AUTOR

•        Editorial Azeta S.A. La guerra de la Triple Alianza. Asunción, 1998, 2 tomos.
•        CRUZ DEL CHACO. Guerra con Bolivia (1932-1935) Asunción, Editorial Toledo, 1957.
•        CRUZ DEL DEFENSOR. Guerra con Bolivia (1932-1935). Asunción, Editorial Tavapí, 1958.
•        REVISTA DEL INSTITUTO PARAGUAYO. Año III, Número 24, Asunción, 1990. Peña, Enrique, Monedas y Medallas Paraguayas.

martes, 26 de abril de 2011

ARTURO RAHI - LA MONEDA Y LOS BANCOS EN EL PARAGUAY - Prólogo y sinópsis: FERNANDO VERA / Ediciones Comuneros, Asunción – Paraguay 1997


LA MONEDA Y LOS BANCOS EN EL PARAGUAY
Obra de ARTURO RAHI

Ediciones Comuneros
Asunción – Paraguay
1997 (253 páginas)


ÍNDICE GENERAL
PRÓLOGO Y SINOPSIS DE FERNANDO VERA
INTRODUCCIÓN

LA MONEDA
1. LA PRE-COLONIA / 2. LA COLONIA ,

3. PARAGUAY INDEPENDIENTE / 4. 1842 - LAS PRIMERAS MONEDAS PARAGUAYAS / 5. 1847 - LOS PRIMEROS BILLETES PARAGUAYOS ,

6. ANTES DE 1870 / 7. LUEGO DE 1870 -I - DESMONETIZACIÓN DE LA MONEDA PARAGUAYA / 8. LUEGO DE 1870 -II- EL INTENTO DE FUNDAR BANCOS.

LOS BANCOS






























38. 1913 - BANCO DE ESPAÑA ;




42. 1919 - BANCO DE LONDRES Y AMÉRICA DEL SUD LTDO. ;

43. 1989 - LLOYD'S BANK ;

44. 1925 - BANCO GERMÁNICO PARA LA AMÉRICA DEL SUD ;

45. 1929 -BANCO DEL HOGAR ARGENTINO ;


47. 1941 - BANCO DEL BRASIL S.A. ;

48. 1942 - BANCO DE LA NACIÓN ARGENTINA ;










DESPUÉS DE LA REFORMA BANCARIA

57. 1958 - CITIBANK N.A. ;


59. 1961 - BANCO EXTERIOR PARAGUAY S.A. ;

60. 1961 - BANCO SUDAMERIS PARAGUAY S.A. ;

61. 1964 - BANCO DE ASUNCIÓN S.A. ;

62. 1965 - BANCO HOLANDÉS UNIDO ;

63. 1968 - BANK OF AMÉRICA ;

64. 1988 - BANCO FINAMÉRICA S.A. ;

65. 1971 - BANCO DE DESARROLLO DEL PARAGUAY S.A. ;

66. 1971 - DEUTSCHE BANK, AG. ;

67. 1989 - BANCO ALEMÁN PARAGUAYO S.A. ;

68. 1971 - BANCO DE AHORRO Y PRÉSTAMO PARA LA VIVIENDA ;



71. 1974 - BANCO REAL DEL PARAGUAY S.A. ;

72. 1977 - BANCO DEL ESTADO DE SAN PABLO S.A. ;

73. 1978 - BANCO UNIÓN S.A. ;

74. 1978 - INTERBANCO S.A. ;

75. 1979 - THE FIRST NATIONAL BANK OF BOSTON ;

76. 1987 - BANCO GENERAL S.A. ;

77. 1979 - THE CHASE MANHATTAN BANK ;

78. 1987 - BANCO CORPORACIÓN S.A. ;

79. 1980 - BANCO CONTINENTAL S.A. ;

80. 1980 - BANCO DEL PARANÁ S.A. ;

81. 1981 - BANCO COMERCIAL PARAGUAYO S.A. ;

82. 1984 - BANCO DE INVERSIONES DEL PARAGUAY S.A. ;

83. 1988 - BANCO PARAGUAYO ORIENTAL ;

84. 1990 - BANCO BUSAIF S.A. ;

85. 1991 - BANCO REGIONAL S.A. ;

86.1992 - ING. BANK ;

87. 1992 - BANCO SUR S.A. ;

88. 1993 - BANCO AMAMBAY S.A. ;

89. 1994 - BANCO MERCANTIL S.A. ;

90. 1994 -CORFAN BANCO S.A. ;

91. 1994 - BANCO DE INTEGRACIÓN S.A. ;

92. 1994 - BANCO PLUS S.A. DE INVERSIÓN Y FOMENTO ;

93. 1994 - ITÁ BANK DE INVERSIÓN Y FOMENTO S.A. ;

94. 1995 - MULTIBANCO S.A.



PRÓLOGO Y SINÓPSIS
A modo de coronación de la serie de estudios sobre cuestiones bancarias, publicados en sendos libros desde mediados de la década pasada, el Dr. Arturo Rahi nos aporta ahora un nuevo trabajo titulado "La Moneda y los Bancos en el Paraguay”. Los libros anteriores trataron, respectivamente, las operaciones y contabilidad bancarias (1985, con una segunda edición ya agotada); la teoría, la práctica y los controles en la función bancaria (1991); y el análisis de los manejos de caja, de cuentas corrientes, de cheques y otros procesos bancarios (1993, edición ya agotada). Estas obras se basaron tanto en los conocimientos científicos de su formación académica cuanto en la rica experiencia profesional del autor, experiencia adquirida en sus más de treinta y seis años de vinculación laboral con uno de los bancos principales del país. El nuevo estudio es una investigación prolija, tanto en fuentes primarias como secundarias, sobre los orígenes y evolución de la moneda y la banca en el Paraguay, desde el siglo pasado hasta nuestros días. La investigación es esencialmente historiográfica y sólo aquí y allá surgen algunas aristas analíticas y algunas conclusiones técnicas conducentes, a veces, a juicios de valor.
El inicio de la investigación se centra en la transición del trueque directo de las mercancías hacia el uso de productos, tales como el tabaco y la yerba mate, en función al valorímetro y medio de pago, prevaleciente en los albores del estado paraguayo (en la época francista, típicamente). Monedas españolas heredadas de la época colonial circulaban escasamente, aunque el comercio exterior, enteramente conducido por el Estado, las requería en cierta medida. En la administración francista se aseguraba un superavit comercial que permitió una acumulación de monedas metálicas -la "reserva internacional" como la llamaríamos en nuestros días.
En la revista del origen y desarrollo de moneda fiduciaria durante los gobierno de los López, el autor encuentra que una primera ley monetaria de 1842 autorizó al gobierno a acuñar monedas de plata y cobre en una cantidad muy limitada. Cinco años más tarde se decidió que el Tesoro Nacional emitiera billetes con un "respaldo real" de activos tangibles del Estado (el autor exhibe en el libro facsímiles de billetes de una emisión, localizados en su archivo personal).
Con el crecimiento de la actividad económica y las inversiones públicas, las necesidades monetarias exigieron nuevas emisiones de billetes. En la primera mitad de la década de 1860, la situación económica y financiera del país era próspera, su desarrollo era financiado con recursos propios y no había deuda externa. Su sistema monetario se asentaba en el Tesoro Nacional, y el numerario consistía de los billetes emitidos por el mismo. No había banco alguno. Había si una inflación incipiente. Todo se fundió en la guerra de la Triple Alianza, incluida la reserva de oro y plata. Y la guerra fue mayormente financiada con sucesivas emisiones de papel moneda. Por la ley de 1871, todo el stock de papel moneda de la era de los López fue desmonetizada. El autor describe los efectos de dicha desmonetización en la capacidad de pago y en los ahorros corrientes de la población, así como la onerosidad de las deudas incurridas con los billetes desmonetizados que en delante debieron pagarse con moneda metálica.
El autor pasa a examinar el régimen monetario desarrollado en la postguerra y bajo la constitución de 1870. De hecho un sistema monetario que se basó en la circulación de monedas extranjeras, circulación legalizada por el establecimiento de "planillas de valores de referencia" entre el peso fuerte y monedas de oro y plata, americanas y europeas. Como la desmonetización de 1871 estigmatizó todo reinicio de emisión masiva de papel moneda por el Estado, se buscó el financiamiento fiscal y la consolidación del régimen monetario en el endeudamiento externo. Los famosos empréstitos de Londres de 1871 y 1872 ayudaron muy poco, sin embargo, al fisco o la recuperación monetaria del país. En los años siguientes, las disposiciones monetarias se redujeron mayormente a definir equivalencias entre varias monedas y a afectar impuestos a la "conversión y rescate" de la emisión fiduciaria. El autor menciona que una ley de 1875 enumeró las monedas extranjeras a las que se otorgó curso legal y estableció la relación de valor entre las monedas metálicas y el peso fuerte.
Una década más tarde (1885) se dio la ley monetaria que perduró hasta la década de 1940. Dicha ley dispuso que las monedas de oro y plata de la República Argentina tuvieran curso legal en el Paraguay y que el valor de las monedas de oro fuera equivalente a 5 pesos fuertes y el de las de plata 94 centavos de peso fuerte. Nos explica el autor que dos unidades monetarias se derivaron de este patrón bimetal: el "Peso oro sellado", que nunca fue acuñado y que sirvió como moneda de cuentas, y el "peso fuerte", de curso legal y real, como billete y como moneda divisionaria de cobre y niquel.
Como lo demuestra la investigación del autor, los arreglos y las disposiciones monetarias (en sentido estricto) no obviaban la necesidad fuertemente sentida de contar con instituciones bancarias públicas o privadas, que ejercieran las funciones de emisión monetaria y de intermediación financiera para potenciar la actividad comercial y productiva del país. Como nos relata el Dr. Rahi, en 1870 se produjo el primer intento de constitución de un banco emisor que también operara como banco comercial, el cual se llamaría "Banco del Paraguay". El proyecto no se materializó por "falta de dinero" para la integración de capital. Varios otros intentos en los años siguientes también fueron frustrados por la falta o insuficiencia de capital de los promotores. Sin embargo, en la década siguiente fueron fundados siete bancos. El primero de ellos también se denominó "Banco del Paraguay"' y comenzó a operar como un banco privado y poco después como banco de propiedad mixta, ya que un tercio de su capital fue integrado por el Gobierno. El banco fue autorizado a emitir billetes, recibir depósitos, descontar letras, pagarés, giros y aceptar letras, otorgar préstamos al Gobierno, a las Municipalidades y a entidades privadas, así como otorgar crédito hipotecario. El banco fue también el agente financiero del Gobierno.
A otros dos bancos, que tenían participación accionaria del Estado, también se les concedió el derecho de emitir billetes peso. El Dr. Rahi condena este traspaso de la facultad soberana de la emisión monetaria del Estado a estos bancos, que se convertían así en reguladores del volumen del medio circulante.
También fueron fundados un Banco Hipotecario y un Banco Territorial, y en 1887 el Banco Agrícola del Paraguay, enteramente Estatal.
Todos los bancos establecidos en el decenio de 1880 tuvieron sus altibajos financieros, algunos con trasfondo de especulaciones dolosas, y todos tuvieron dificultades de liquidez y algunos quebraron ante el embate de la crisis económica mundial y local de 1890. El autor reconoce el impacto del ciclo económico en la actividad bancaria local, el cual había sido ya señalado por nosotros en 1984 (en "Evolución y Tendencias del Sistema Financiero Paraguayo" por Fernando Vera, publicado en "Economía del Paraguay Contemporáneo" por el Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, 1984) y más recientemente y en forma más extensa y sistemática, por el Dr. Washington Ashwell en su libro "Historia Económica del Paraguay", tomo I, Carlos Schauman Editor, 1989).
En la situación de aguda crisis bancaria, el Gobierno decidió en 1890 adquirir el Banco del Paraguay e integrar al mismo el único banco estatal, el Banco Agrícola. Este renovado Banco del Paraguay fue dotado de amplias facultades para operar como banco del Estado -emisión de billetes, depositario de fondos públicos, agente financiero del Gobierno- y como banco comercial, agrícola y de colonización. Por mal manejo de su cartera de crédito, el Banco del Paraguay pronto se encontró en bancarrota. En 1892 fue liquidado, pero se restableció el Banco Agrícola con funciones de banca comercial y de fomento agropecuario e industrial.
En 1891-1892 se establecieron dos nuevos bancos privados. Uno de ellos, el Banco Mercantil del Paraguay, operó exitosamente por casi tres décadas y fue el primer banco que estableció sucursales en varias ciudades del interior.
La treintena llamada por nosotros "turbulenta" (1892-1923) padeció tres crisis cíclicas (1907-1913-1920) que conllevaron destrucción o mutaciones de instituciones bancarias, tanto públicas como privadas, y subsiguientes fundaciones de nuevas instituciones en la fase ascendente del ritmo cíclico. También conllevaron crecientes expansiones de la emisión de papel moneda y de creación de dinero por créditos del sector bancario. También hubo varios intentos de establecer la convertibilidad del peso papel. Por ley de 1897 se estableció la Caja de Conversión a la que se dotó de recursos, por la asignación de ciertos impuestos, que debían aplicarse a una eventual convertibilidad del papel moneda.
En plena crisis económica de 1907 se fundó el Banco de la República como banco mixto, al que se le otorgaron amplias facultades como banco emisor, agente financiero del Gobierno, depositario de fondos públicos, a más de los correspondientes a un banco comercial e hipotecario. Aunque en sus primeros años operó bien, luego se envolvió en grandes operaciones especulativas de cambio externo y de crédito interno que dieron desastrosos resultados financieros que, agravados por factores políticos desequilibrantes, contribuyeron al desquicio del sistema monetario centrado en este banco. En 1914 se le privó de sus poderes de emisión, los que fueron transferidos al Banco Agrícola.
La investigación del autor encuentra como etapa evolutiva hacía la convertibilidad del peso papel la creación de la Oficina de Cambios en 1916, a la que fueron asignados recursos tributarios. La Oficina debía emitir sus propios billetes y monedas y sustituirlos por los de emisiones anteriores. Podía operar en cambios. Además, podía exigir la entrega de hasta el 20% del producto de las exportaciones en moneda extranjera a cambio de papel moneda. A su vez, la Oficina debía vender moneda extranjera a cambio de billetes de curso legal. Las perturbaciones en los mercados cambiarios durante la primera guerra mundial obstaculizaron el buen funcionamiento de la Oficina de Cambios.
Otra vez la crisis económica internacional de la post-guerra afectó seriamente al Paraguay, el que sufrió fuertes desequilibrios, incluyendo el llamado "colapso bancario de 1920". Dos bancos privados fueron a la bancarrota, no obstante la substancial asistencia proporcionada por la Oficina de Cambios. El público no tuvo ninguna protección de sus depósitos y las pérdidas fueron cuantiosas. Luego de las guerras civiles de 1922-1923, sobrevino un período de recuperación económico-financiera que a su vez fue abatido por la gran crisis de 1929. El sistema monetario y cambiario se basaba en la Oficina de Cambios, la que fijó tasas cambiarias del peso papel con relación al "peso oro sellado" y el peso argentino. Hubo saneamiento de las finanzas públicas y superávit en la balanza de pagos que se reflejó en el aumento tanto de las tenencias de reservas internacionales como de la emisión monetaria (la que subió de 165 millones de pesos en 1923 a 460 millones en 1932). La banca se recuperó de la crisis de 1920, pero sus activos y pasivos en 1928 todavía fueron inferiores a los de 1920. Institucionalmente, la banca se componía de la Oficina de Cambios con funciones de banca central, el Banco Agrícola, tres bancos comerciales privados, dos sucursales de bancos comerciales del exterior y una sucursal del Banco Hogar Argentino (hipotecario). El Banco de la República operaba todavía. Con excepción de la Oficina de Cambios y las sucursales de bancos extranjeros, todos los otros bancos sucumbieron durante la gran depresión de 1929 a 1932.
El Dr. Rahi nos recuerda que el financiamiento de la guerra del Chaco (1932-1935) requirió el sacrificio de la estabilidad monetaria y cambiaria lograda en la década de los años veinte. La Oficina de Cambios tuvo que emitir masivamente y la emisión así había subido de 460 millones de pesos al inicio de la guerra a 1.250 millones al término de ella en 1935. Desde 1932 se instituyó el control de cambios y se expropió el 50% de las divisas de exportación a las tasas de cambio vigentes. La inflación reprimida durante la guerra se manifestó al término de ésta y el tipo de cambio de las monedas extranjeras subió bruscamente.
El autor encomia la determinación del Gobierno, en Febrero de 1936, de establecer un control de cambios total. Sé prohibió toda operación de compraventa de divisas entre individuos o empresas privadas. Sólo el Banco de la República y los otros bancos estaban autorizados a operar en cambios. El Banco de la República reemplazó a la Oficina de Cambios con las mismas funciones que ésta tenía. Además, se autorizó al banco a expropiar hasta el 100% de las divisas de exportación.
La década del 40 fue muy importante, observa el autor, por las leyes monetarias y bancarias que se promulgaron durante su transcurso. El Decreto Ley 655 de 1943 estableció un nuevo "Régimen Monetario Orgánico de la República del Paraguay" y creó el GUARANI como única unidad monetaria nacional. Él guaraní reemplazó: al peso fuerte en proporción de 1 guaraní por 100 pesos y se desligó del peso argentino. Luego se creó el Banco del Paraguay en reemplazo del Banco de la República, como banco del Estado con funciones múltiples de banca central, banca comercial y banca de ahorros e hipotecas. También se promulgó por primera vez un marco legal específico para las instituciones bancarias. En Agosto de 1945 se promulgó el Decreto Ley que modificó el anterior régimen cambiario, al Introducir dos mercados cambiarios, uno oficial y el otro libre. Y a fines de 1945, con la adhesión del Paraguay al Fondo Monetario Internacional hubo otras modificaciones cambiarias, principalmente el establecimiento de una paridad cambiaria del guaraní con respecto al oro, por vía del dólar americano. Así, la paridad inicial del guaraní fue de Gs. 3,09 por dólar, con tipos efectivos de cambio de Gs. 3,06 para la compra y Gs. 3,12 para la venta.
En la década del 50, el acontecimiento más significativo para nuestro investigador fue la creación, en 1952, del Banco Central del Paraguay, con las funciones ya clásicas de la banca central. La ley general de bancos fue parcialmente modificada para adecuarla a la nueva ley del Banco Central. Además, se introdujeron reformas en el sistema comercial y cambiario para liberarlo de controles cuantitativos y unificar el mercado cambiario en un único "mercado libre".
En el campo de la banca privada, el autor señala con entusiasmo que el establecimiento del CITIBANK en 1958 significó la modernización y tecnificación de la actividad bancaria en el Paraguay. En la década siguiente se establecieron seis nuevos bancos comerciales (cinco sucursales de bancos extranjeros y un banco de capital nacional). Además, en 1961 se creó el Banco Nacional de Fomento, en sustitución del Banco del Paraguay, y se dictaron disposiciones especiales en favor de los bancos de fomento, fueren estos estatales y privados.
Los años setenta marcaron una etapa extraordinaria en la economía y las finanzas del país, tanto por el vigor de su crecimiento como por la diversificación en la estructura del sistema financiero. En 1973 se promulgó la Ley 417 General de Bancos y Otras Entidades Financieras, que reemplazó a la de 1952. Se clasificó a las instituciones de acuerdo al tipo de operaciones que cada entidad podía realizar, en 1) bancos comerciales; 2) bancos hipotecarios; 3) bancos de inversión; 4) bancos de fomento; 5) bancos de ahorro y préstamos para la vivienda; 6) empresas financieras; y 7) otras personas o entidades que se dediquen a la intermediación financiera.
En la década del 70 creció extraordinariamente el número de bancos y el autor nos presenta la información detallada de cada uno de ellos. En la década del 80, la crisis económica mundial que repercutió en nuestro país en 1982-1983, y con menos intensidad en 1986, tuvo su cupo de compresión de instituciones bancarias, si no en términos de quiebras, por lo menos en el retiro del país de sucursales de algunos bancos extranjeros que habían venido durante el período de "auge de Itaipú", en el decenio anterior.
En la presente década, aunque la economía muestra poco crecimiento mientras se tiene inflación de dos dígitos, se está notando un incremento en el número de bancos, de capital tanto nacional como extranjero, que se establecen en el país.
FERNANDO VERA

 

INTRODUCCIÓN

La Moneda y la Banca, dos elementos imprescindibles de la vida moderna, que comenzaron su existencia mucho antes de que el Paraguay naciera como país independiente y que forman parte, como en todo el resto de naciones, de los elementos de nuestra historia cuyo análisis se hace necesario para conocer su desenvolvimiento y sus efectos sobre el país todo.
Ya nadie puede hoy día, poner en dudas, que antes de la llegada de los españoles, los habitantes de estas tierras ya usaban de la moneda más antigua conocida, la moneda de la tierra, los productos naturales obtenidos por medio de la caza, pesca o cultivos, los productos artesanales y todos aquellos objetos que sirvieran para comprar lo necesario, utilizándolos como medio para el canje, dando lugar al trueque de producto por producto para ajustar el intercambio con sus vecinos más cercanos. Esta misma moneda fue utilizada generalmente y salvo raras excepciones, durante el período colonial. El advenimiento de la independencia no significó mayores cambios para nuestro sistema, ya que recién a mediados del siglo pasado allá por los años 40, fue creado el primer signo monetario paraguayo, con la acuñación de monedas de cobre e impresión de billetes, que cambiaron radicalmente las costumbres y los sistemas comerciales hasta entonces vigentes. Lo interesante es que estos hechos ocurrieron en el Paraguay, pese a que no se contaba con banco alguno, ya que fue la Tesorería de la República la encargada de ordenar estos trabajos.
La guerra contra la Triple Alianza y su secuela de barbarie, el genocidio de casi toda nuestra población, el saqueo, la rapiña, la ocupación y la pérdida de nuestra independencia económica y monetaria, fueron la consecuencia de aquella contienda traída a nuestro país en nombre del liberalismo económico y de la civilización. Apenas asegurado el triunfo de los invasores, se declaró fuera de la ley a todo lo paraguayo, a todo lo que pudiera recordar el anterior período de grandeza, y sobre las ruinas humeantes empezaron a reinar las leyes y los códigos extranjeros, amparados en una constitución también extranjera, impuesta exclusivamente para asegurar el dominio de la oligarquía triunfante. Nuestro sistema monetario fue liquidado y nuestros billetes desmonetizados como hecho sin precedentes, para beneficio de algunos acreedores. Se impuso al país las monedas extranjeras y para asegurar nuestra pérdida de independencia monetaria finalmente se adoptó una ley argentina que ató a nuestra economía a la moneda de aquel país, El amo era el peso argentino, graciosamente llamado oro sellado, y no el peso paraguayo que fue perdiendo su valor hasta convertirse en un papel casi sin valor.
Recién con la Reforma Monetaria-Bancaria de 1943/45, se modificaron las cosas, de manera a recuperar nuestra independencia monetaria. La creación del guaraní  y la eliminación de cualquier otro signo monetario como circulante en el país, hizo que las cosas volvieran a su cauce normal. Muchos problemas hemos soportado desde entonces, pero ninguno impuesto desde fuera y que afectara a esa independencia que tanto costó recuperar.
El nacimiento del primer banco también tuvo su largo proceso. La guerra contra La Triple Alianza impidió que el primer proyecto, cuyas gestiones se iniciaron en Francia en 1864, pudiera realizarse. Y luego de la guerra, apenas en 1870, se inició el largo pero a la vez ridículo vía crucis bancario paraguayo. Con regímenes impuestos por los invasores e integrados por personajes que vivieron en las carpas enemigas, llenas sus mentes de discursos que aprendieron de memoria pero que no entendieron, y esto es evidente a la luz de lo realizado, comenzaron su tarea ayudados por un inciso del artículo 72 de la copiada constitución argentina, creyendo que con aquello de "establecer y reglamentar un Banco Nacional con el privilegio de emitir billetes" estaban realizando su máxima obra. Ya alguien lo dijo, confundieron efecto con causa, y la larga lista de decretos de concesión del derecho de apertura de bancos que firmaron, sin que tuvieran como resultado uno solo operando, está confirmando que pisaban un terreno que les era desconocido. A tanto llegó la desesperación y la osadía de esta gente que con tal de contar con un banco aprobaron por ley la apertura de uno a cambio de entregar a las "banqueros" la explotación libre y total por veinte años de todos los campos, montes y yerbales, el derecho de cobrar por sí y para sí todos los impuestos y tasas existentes y que se crearan en el futuro, el traspaso de todos los edificios públicos y del ferrocarril, el Palacio de Gobierno fue designado como sede central del propuesto banco, el derecho que adquirirían todos los dependientes del banco y de cualquier empresa por este creada de ser liberados por sí solos, de cualquier obligación existente (impuestos, servicio militar obligatorio). Lo más triste es que un llamado gobierno paraguayo aprobó por ley todas estas condiciones. Pero lo que llama la atención es que tamaña entrega no se consumó porque los invasores brasileros, ocupantes de nuestro territorio, no lo admitieron. Evidentemente lo habrán considerado humillante hasta para el Paraguay al que acababan de destruir.
En las páginas que siguen se puede leer la historia de muchos intentos repetidos, que fueron otros tantos fracasos. Siempre fue el problema del dinero para integrar el capital, el motivo por el cual los bancos autorizados no pudieran operar. Significativamente, el primero que pudo abrir sus puertas y permanecer de pie operando en el mercado durante largos años, fue fundado por un grupo de comerciantes de la Ciudad de Asunción. Nos referimos al Banco Mercantil del Paraguay, que tuvo una fructífera existencia y al que solo la gran crisis mundial de 1928/1930 fue capaz de abatir. Durante años prestó muy buenos servicios al comercio e industria locales.
El hecho de que hasta 1944 el Paraguay no contara con una ley de bancos dice muchas cosas. Los bancos hasta entonces podían operar conforme con sus propias directivas. No tenían un control centralizado, y las autoridades nacionales no podían intervenir para encaminar las cosas por sus cauces normales o por lo menos enfocar la política bancaria en beneficio del país. Al contrario, han habido casos y varios, en que estas autoridades, interesadas en mantener algún estado de incertidumbre, han sido partícipes de negociados en los que todos salieron perjudicados, menos los directores bancarios.
Creemos que todo lo expresado a continuación es exactamente lo acontecido. Todo lo historiado reproduce hechos pasados, algunos de triste recordación, otros que deben ser tomados en cuenta para el futuro. El material existente que ayude a historiar el tema es casi nulo y si no fuera por algunos escritos no publicados de principios de este siglo, posiblemente la tarea sería muy difícil de encarar.
El tema llena la necesidad de nuestras casas de estudios, en donde generalmente todo lo paraguayo recibe tan poco o ninguna consideración, que generalmente los estudiantes desconocen temas que hacen a nuestra realidad presente y pasada, porque nunca tuvieron la oportunidad de estudiarlos y más que nada porque los programas no contienen aspectos que hacen a esos temas.
Es lamentable que hasta hoy día, los programas de los Colegios y Universidades no incluyan entre los libros de lectura necesaria a muchas obras de autores paraguayos que son, muchas veces, muy superiores a algunos de los que son recomendados, que suelen formar parte ya de la arqueología en la materia, por viejos y desactualizados. Esto no es culpa de los estudiantes. Tal vez lo sea de algunos profesores que no actualizan sus programas, porque les es más cómodo seguir como están, pero preferentemente de quienes desde el Ministerio de Educación y de las Universidades nada hacen por eliminar estas rémoras que frenan una educación integral y encaminada a adquirir conocimientos adecuados sobre temas que hacen a una profesión determinada, sino que permitan adquirir una cultura general satisfactoria, que facilite al egresado no solo a conocer sino a opinar.
Este libro, uno más que hemos tenido la suerte y la fuerza de escribir, sale a la luz esperando obtener el favor de ser comprendido por quienes tengan la bondad de leerlo.
A lo largo de sus páginas está la historia de la Moneda y de los Bancos en el Paraguay, resumida al máximo, de manera a dar una idea y un concepto general del tema. Pero eso sí, conforme a nuestra interpretación de la historia que sin cambiar una sola letra de la verdad, pretende sin embargo explicarla desde un óptica muy personal. De otra manera no quedaríamos conforme con nuestra propia consciencia.



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lunes, 7 de febrero de 2011

MONEDAS CORTADAS - 1844 -1862: PRIMER GOBIERNO CONSTITUCIONAL DEL PARAGUAY / Fuente: MONEDAS Y ENSAYOS DEL PARAGUAY de MIGUEL ÁNGEL PRATT MAYANS


4 REALES. País de origen: PERÚ
PLATA – ½ of coin - 33 mm. / 17 mm.


 

AÑO / YEAR 1844 - 1872  - MONEDAS CORTADAS


 


1844 -1862: PRIMER GOBIERNO CONSTITUCIONAL DEL PARAGUAY

Circulaban monedas de oro y plata de otros países, así como grandes cantidades de monedas cortadas de dichos metales.

El trabajo de fragmentación de las mismas era realizado por los comerciantes, a fin de efectuar pagos fraccionados o de menor valor al de un Real, práctica que por lo general les reportaba utilidades, ya que las divisiones correspondientes nunca se efectuaban en forma justa y equitativa.

Durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), las monedas eran cortadas en 2, 4 y 8 partes, por personas que conformaban las proveedurías de los ejércitos aliados, dándoles distintos bordes: dentados, lisos u ondeados, según los instrumentos utilizados y otras eran remarcadas con sus punzones, con letras o números. Por decreto del 24 de febrero de 1872, se abolió en todo el territorio de la República el uso de la moneda cortada.



NECESSITY COINAGE BITS
1844 -1862: FIRST CONSTITUTIONAL GOVERNMENT OF PARAGUAY

Gold and silver coins from other countries were in circulation as well as a great amount of cut coins made out of such metals

Merchants fragmented them in order to carry out fractional payments of smaller value than a REAL. Generally, this practice was quite profitable since the corresponding divisions were never carried out fairly and equally.

During the War of the Triple Alliance (1865 - 1870) coins were cut into 2, 4 and 8 pieces by civilians acting as purveyors for the Allied Armies. They cut them with different edges: dented, smooth, or wavy, according to the kind of instrument used: others were countermarked with their punches, with letters or numbers.

The use of cut coins was abolished throughout the Republic by a Decree dated February 24, 1872.
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Imagen superior: 4 REALES. País de origen: BOLIVIA
Año: ND 1830 - PLATA –1/4 of coin - 19 mm. / 17 mm.

Imagen inferior: 4 REALES. País de origen: BOLIVIA
Año: ND 1830 - PLATA –1/4 of coin - 20 mm. / 16 mm.



Imagen superior: 4 SOLES. País de origen: BOLIVIA
Año: ND 1827/1830 - PLATA –1/4 of coin - 23 mm. / 20 mm.

Imagen inferior: 4 REALES CBA. País de origen: ARGENTINA
Año: ND 1852 - PLATA –1/4 of coin



Imagen superior: 4 SOLES. País de origen: BOLIVIA
Año: ND 1853/1859 - PLATA –1/2 of coin - 31 mm. / 14 mm.

Imagen inferior: 4 SOLES. País de origen: BOLIVIA
Año: ND 1830J - PLATA –1/2 of coin
- 31 mm. / 16 mm.




Fuente:
COINS AND ESSAIS OF PARAGUAY
(CATÁLOGO)
por MIGUEL ÁNGEL PRATT MAYANS
SEGUNDA EDICIÓN, 2006
Editado por
NUMISMÁTICA INDEPENDENCIA S.R.L.,
Asunción-Paraguay.
Traductor/Translator: Sr. NORMAN GWYNN
( normangwynn@gmail.com )
Espacio web del autor:

PROCLAMA A CARLOS IV (AÑO 1790) - Ponencia de: CARLOS ALBERTO PUSINERI SCALA / INSTITUTO DE NUMISMÁTICA Y ANTIGÜEDADES DEL PARAGUAY, 1971.


INSTITUTO DE NUMISMÁTICA Y
ANTIGÜEDADES DEL PARAGUAY

Nº 2
ASUNCIÓN PROCLAMA A CARLOS IV.


TRABAJO LEÍDO EN SESION PÚBLICA
DEL INSTITUTO EN DICIEMBRE 1971


Ponencia de:
CARLOS ALBERTO PUSINERI SCALA

Asunción - Paraguay
1971



ASUNCIÓN PROCLAMA A CARLOS IV
CARLOS ALBERTO PUSINERI SCALA

El Ilustre Cabildo de Asunción, por especial citación del alcalde de primer Voto, se reúne el 6 de abril de 1789, y estando así cada uno en el lugar que le corresponde "hizo presente dicho señor Alcalde un pliego de su Majestad el cual abierto contiene una Real Cédula en la que participan a este Cabildo nuestro muy Augusto Monarca, el señor Carlos IV, haberse Dios servido de llevarse para sí el alma del señor Rey Carlos III su padre, el día 11 de diciembre del año próximo pasado (1788), y que por esta causa recayeron en su real persona todos los Reynos y Señoríos pertenecientes a la Corona de España, inclusive la de Indias". Por tal acontecimiento, y en señal de respeto, se pusieron todos de pie y mandaron que "este Cabildo se vista de luto formal el día 10 del corriente mes, por término de seis meses", en señal de sentimiento por el rey difunto; se ordena además que se hagan honras y oraciones fúnebres a costa de esta ciudad, y se designan dos personas, al alcalde de segundo voto y al Regidor, don José Taboada, que pasen a dar parte al Ilustrísimo Señor Obispo de esta Diócesis, de la muerte del rey, y pedir que se celebren las exequias en la iglesia de la catedral, y se pongan "los avíos, ornatos y luces correspondientes al túmulo con la decencia para las expresadas honras".
El Cabildo resuelve además, "que en cuanto a las fiestas y regocijos que deben hacerse para la jura de nuestro Rey Don Carlos IV, acordarán practicarlas después de concluido el término del luto" (1).
El Gobernador del Paraguay, don Joaquín de Alós y Brú recibe también un oficio del virrey Loreto, dándole la noticia del fallecimiento de Carlos III y proclamación de Carlos IV, y de la Cédula Real dada en Madrid el 24 de diciembre de 1788, que en parte dice: "el día 14 del presente mes a la una menos cuarto de la mañana fue Dios servido de llevarse para sí, etc." (2).
Reunido el Cabildo el 11 de mayo de 1789, se da lectura a un pliego de la Real Audiencia del distrito en el que "previene á este cuerpo que en las dispensas y gastos que se hagan en las exequias de nuestro soberano finado don Carlos III, se proceda sin causar ni gravar con exceso a los propios" (3).
Terminados los lutos rigurosos que arrastraron esta provincia por el fallecimiento de su monarca don Carlos III, el 10 de julio de 1789, el Cabildo resuelve "verificar la jura del nuevo Soberano, el señor don Carlos IV" (4). "El día 4 de noviembre del presente año y subsiguientemente la demostración de júbilo con que la provincia ha de celebrar la exaltación al trono, cuyo pendón deberá alzar con la mayor decencia y solemnidad, el señor Regidor Decano propietario Don Fermín de Arredondo y Lovatón, a quien le corresponde por los estatutos en carencia del Alférez Real", y se deberá ejecutarse en la plaza pública de esta capital en un tablado superior que se formará para ese efecto, después se paseará el real pendón, por las calles de la ciudad "en consorcio del señor Gobernador Intendente, a cuya mano derecha deberá colocarse el real pendón acompañado de este ilustre Cabildo cabalgando con la decencia que acostumbra y todo el vecindario con su nobleza por delante en la misma forma, la que concluida se pasará al templo de la Catedral". Terminadas estas ceremonias se dirigían al Cabildo, que para tal efecto era todo adornado.
Se resuelve, además, se corran tres tardes de toros, "juego de sortija como aquí se practica, y concluir con dos noches de comedias", se suministrarán refrescos y dos diputados principales deberán montar a caballo, acompañados de los toreadores y jugadores de sortijas en "las noches de rua", se designaron varias personas que tenían que encargarse de los festejos, y de todo esto se le comunicó al señor gobernador intendente "y enterado su Señoría, dijo que lo aprobaba en todas sus partes".
Comienzan los preparativos. Se traen de Buenos Aires telas de damasco, para los ropajes de los maseros del Cabildo, "por ser viejos e incapaces de servir en la augusta función de la jura de nuestro Soberano y el costo lo sufra los propios de la Ciudad" (5). La confección de estas ropas para los maseros costó cincuenta y cinco pesos cuatro y medio reales plata que se pagó al sastre Josef Ferreira (6). El retazo del damasco carmesí del ropón que se mandó hacer los trajes de los maseros; se ordena se haga una carpeta decente para la mesa "para las fiestas de tabla" (7).
Surgen una serie de notables acontecimientos. Días antes del 4 de noviembre, fecha en la que debía llevarse a cabo la jura, se desatan grandes lluvias y destruyen varios tránsitos públicos, y por tal motivo se pide al gobernador, indios para el arreglo, y para realizar trabajos para las funciones reales, (8).
A pedido del señor gobernador intendente, por justas causas que sin duda le movieron a ello, según expresó el Cabildo, se posterga para el día 3 de febrero de 1790 (9) la proclamación del nuevo monarca.
En este estado de cosas se recibe una cédula real del 28 de julio de 1789, en la que se comunica "que la reina, nuestra señora, dio a luz una infanta, poniéndole el nombre de María Isabel", y por tal motivo el señor intendente ordena se celebre una misa en la catedral (10). El 2 de enero de 1790, el Cabildo resuelve "elegir individuo que enarbole el Real Pendón el día 3 de febrero prefinido para la jura y proclamación de nuestro Católico Monarca, el señor Carlos IV" (11).
Pero, a los dos días, vuelve a reunirse el Cabildo, y luego de un cambio de pareceres encuentran moralmente imposible que se verifique esta solemne función con la decencia apetecida para el citado día, atento a que no se ha podido preparar lo necesario; decían también que había costado sumo trabajo el reparto de los papeles para cómicos y que no podrán desempeñarlo para el tiempo prefinido, (12).
Otro inconveniente fue que las personas que entonces servían en el Ayuntamiento finalizaron con sus cargos, quienes habían sido algunos de ellos designados para los preparativos de las fiestas reales, (13).
El gobernador resuelve "verificar la jura" el 1° de mayo de 1790, a lo que los señores cabildantes piden se postergue, pero el gobernador intendente don Joaquín de Alós, contestó: "Que con eficacia se prepare lo necesario pues no se ha de diferir a más tiempo la Real jura", (14).
El ilustre cuerpo del Cabildo recibe un pliego que siendo abierto se encuentra una cédula real que acompaña el excelentísimo señor virrey de estas provincias, don Nicolás de Arredondo con un oficio por el que participa a esta ciudad haberlo su majestad nombrado de tal virrey, y en su vista e inteligencia, sus señorías acordaron se le de el debido obedecimiento, (15).
Se enferma el señor regidor, don Fernando Antonio de la Mora, quien juntamente con el regidor, don Fermín de Arredondo, habían sido designados por el Cabildo para que se encargaran "del tablado, de las comedias y su ador-no y demás conducente", pero por el estado que se encontraba no podía realizar los trabajos, se le encarga entonces a don Francisco Olegario de la Mora para que pase por la casa de don Fernando "y explore con el ánimo en que se halla", (16).
En la sesión del Cabildo del 26 de abril de 1790 se lee un certificado dado por don Vicente Berducht, cirujano del ejército de la división de límites, remitido por don Fernando Antonio de la Mora, con el que justifica su enfermedad. "Este señor pide además se le asigne un compañero que le sufrague", y habiéndose ofrecido don Francisco Olegario de la Mora, se le designó para que lo ayudara a don Fernando, (17).
Se ultiman los preparativos para la proclamación y jura a don Carlos IV, que se efectúan el 1° de mayo de 1790, por el capitán de infantería don Antonio Vigil, in dividuo de este Cabildo creado por el alférez real para su efecto, y con el real pendón en las manos, en consorcio del gobernador intendente, el teniente letrado, el regimiento completo y todo el vecindario se dirigieron a las casas capitulares en la plaza mayor de esta capital, donde había un teatro (tablado), donde se subió y dijo: "Viva el señor Don Carlos IV, Nuestro Rey y Señor, a quien la Majestad Divina guarde y prospere dilatadísimos años", concluyendo este solemne acto, continuó la marcha del dicho alférez con todo el acompañamiento a la plaza de la catedral; allí fue recibido por el Ilmo. Señor Obispo de Medio Pontifical, y subiendo en otro teatro, dijo lo mismo que en la plaza Mayor, ejecutando el público a porfía iguales festivas aclamaciones. De allí siguió el recorrido del real estandarte por las calles acostumbradas, las que estaban adornadas, algunas con arcos, para que bajo de ellas pasase "el Real Estandarte" hasta la plaza de la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, donde vuelve el alférez real a subir "a otro teatro y reiteró las mismas ceremonias, y finalmente se dirigieron otra vez a la Catedral, donde el Ilmo. Señor Obispo pontificó cantando una misa de gracias con su Te Deum". Terminado este acto, se retiraron llenos de júbilo hasta las casas capitulares donde se restituyó el real estandarte. Las casas capitulares eran adornadas "con dosel y un sitial con su almohada"; varias divisiones que servían de camarines; ayudaba a los preparativos el portero de la sala de acuerdos del Ayuntamiento, Hermenegildo Téllez, quien también atendía y hacía las veces de relojero de la ciudad, (18).
Seguidamente comenzaron las corridas de toros, que se hicieron tres; luego juegos de sortija, que se dividió en tres cuadrillas, "una de españoles, otra de moros, y otra de indios, siendo, el cuadrillero de la primera, don Antonio de Alós y Brú; de la segunda, el ayudante de milicias, don Juan Ignacio Cavallero; y de la tercera, el sargento mayor, don Juan Manuel Gamarra", (19).
Siguieron las fiestas con dos comedias y un sarao, que el gobernador intendente verificó en su morada; durante todas las celebraciones la ciudad se mantuvo iluminada, se repartió refrescos, bizcochuelos, sorbetes, chicha y mate.
En la sesión del Cabildo, del 12 de mayo de 1790, pedían los señores del Ayuntamiento que para el lunes 17 del corriente se presenten las cuentas de los gastos ocasionados, y se deja constancia que en esta reunión no asiste el señor regidor don Francisco Olegario de la Mora, por hallarse distribuyendo "las alhajas y efectos que se pidieron prestado para el adorno del tablado de las comedias", (20).
El día 7 de junio, los señores regidores, don Josef Joaquín Baldovinos y don Pedro Josef Echeverría, presentan las cuentas de los gastos por los refrescos, tablados, corridas de toros, que se determinaron para la jura de nuestro monarca, (21).
De todos los actos realizados, se da cuenta en una nota del 13 de junio, dirigida al "Rey, Príncipe y Señor natural de estos dominios y Provincia del Paraguay", comunicándole con lujo de detalles los acontecimientos habidos en "la ciudad de Asunción, que lleva por título de Ilustre, desde su fundación, por los importantes servicios que hizo en muchas poblaciones, y por haber sido capital de ocho ciudades, como refiere la Real Cédula del 7 de junio de 1618, donde se verificó la Proclamación de Carlos IV", (22).
También se comunicó de la jura, a Buenos Aires, quienes sorprendidos interpelan porque no había jurado el regidor decano, sino otro individuo de aquel cuerpo. Por tal motivo, el Cabildo contesta que había sido el señor gobernador intendente, "quien lo eximió de dicha jura Real, mandando se deputara individuo de facultades que la practicase, y habiéndose traído el asunto a votación, recayó en el mencionado don Antonio Vígil; lo que se anotó para que en todo tiempo conste", (23).


JURA FUNDIDA EN ASUNCIÓN CON MOTIVO DE LA EXALTACIÓN AL TRONO, DE CARLOS IV

Como era costumbre, cuando terminaban los actos religiosos con motivo del fallecimiento de un monarca, seguidamente comenzaban las fiestas, al son de tambores y clarines, vivando al nuevo rey. Luego de varios actos, y como fin de fiesta, el alférez real arrojaba al pueblo monedas y medallas. Estas eran hechas ex-profeso con motivo de la proclamación real, y generalmente llevaban la efigie del monarca.
En Asunción, en aquella oportunidad, se fundieron cantidades limitadas de juras o proclamaciones, y hoy día, ya es una pieza sumamente rara y cotizada, la única conocida en el Paraguay. Sabemos que con motivo de la ascensión al trono, de Fernando VII, se acuñaron en la ciudad de Villarrica, unas medallas (24), según comunicación del Cabildo de aquella ciudad, al de Asunción, y cuyo documento se conserva en el Archivo Nacional. Desgraciadamente no se conoce esa interesante pieza.





DESCRIPCIÓN DE LA JURA A CARLOS IV
ANVERSO.- En el campo, dentro de un círculo de puntos,
busto de Carlos IV, mostrando su perfil derecho,
con laurea, casaca, chorrera y banda.
Leyenda circular:
CAROLUS IV. HISPAN ET. IND. REX.




REVERSO.- En el campo, dentro de un círculo de puntos,
león a la izquierda, mirando de frente bajo dos árboles de palma y olivo.
Leyenda circular:
PROCLAMATUS PARAQUARIAE. Exergo, 1790.


BIBLIOGRAFÍA

1. Actas del Cabildo de Asunción - 6/abril/1789 - Archivo Nacional de Asunción.
2. Alejandro Rosas - "Aclamaciones de los Monarcas del Nuevo Mundo", Buenos Aires 1895.
3. Actas del Cabildo de Asunción -11/V/1789- Archivo Nacional Asunción
4. Actas del Cabildo de Asunción -2/VII/1789- Archivo Nacional Asunción
5. Actas del Cabildo de Asunción -22/IX/1789- Archivo Nacional Asunción
6. Actas del Cabildo de Asunción -18/X/1790- Archivo Nacional Asunción
7. Actas del Cabildo de Asunción -13/IX/1790- Archivo Nacional Asunción
8. Actas del Cabildo de Asunción -3/XI/1789- Archivo Nacional Asunción
9. Actas del Cabildo de Asunción -2/I/1790- Archivo Nacional Asunción
10. Actas del Cabildo de Asunción -14/XII/1789- Archivo Nacional Asunción
11. Actas del Cabildo de Asunción -2/I/1790- Archivo Nacional Asunción
12. Actas del Cabildo de Asunción -4/I/1790- Archivo Nacional Asunción
13. Actas del Cabildo de Asunción -25/I/1790- Archivo Nacional Asunción
14. Actas del Cabildo de Asunción -4/I/1790- Archivo Nacional Asunción
15. Actas del Cabildo de Asunción -12/III/1790- Archivo Nacional Asunción
16. Actas del Cabildo de Asunción -19/IV/1790- Archivo Nacional Asunción
17. Actas del Cabildo de Asunción -26/IX/1790- Archivo Nacional Asunción
18. Actas del Cabildo de Asunción -14/IX/1789 - Archivo Nacional Asunción
19. Actas del Cabildo de Asunción -17/V/1790- Archivo Nacional Asunción
20. Actas del Cabildo de Asunción -12/V/1790- Archivo Nacional Asunción
21. Actas del Cabildo de Asunción -7/VI/1790- Archivo Nacional Asunción
22. Alejandro Rosas - "Aclamaciones de los Monarcas Católicos en el Nuevo Mundo", Buenos Aires 1895.
23. Actas del Cabildo de Asunción -17/V/1790- Archivo Nacional Asunción
24. Carlos A. Pusineri Scala - "La Proclamación de Fernando VII en Villarrica del Espíritu Santo", presentado en las Jornadas de Historia del Guayrá, Junio de 1970.

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